En la fachada del emblemático edificio de La Pedrera de Gaudí aparece colgado un cuerpo en llamas a pocos días de la consagración de la Sagrada Familia por el papa. Cuando los investigadores del crimen se encuentran en un callejón sin salida, el inspector Milo Malart ―apartado del servicio por un expediente disciplinario― es reincorporado al Departamento de Homicidios para ayudar a aclarar el brutal asesinato. Tras analizar las pruebas, Milo sospecha que la ciudad se enfrenta a un asesino en serie cuya venganza no ha hecho más que comenzar. Al principio, sus ideas provocan incredulidad y rechazo en el Departamento, pero la sucesión de nuevos crímenes atroces va a confirmar la peor de las pesadillas.
La crueldad del ser humano no tiene límites y alguien lleva a cabo una matanza de perros en Barcelona para luego perpetrar con sus cuerpos unos rituales macabros en parques infantiles, provocando indignación en la ciudad. Sin embargo, las cosas pueden ir a peor. Cuando aparece el cuerpo de una estudiante universitaria estrangulada en un bosque, el caso adquiere una nueva dimensión. Mientras un frente frío golpea la ciudad y la lluvia cae sin cesar, el inspector Milo Malart intenta esclarecer una serie de crímenes por las calles de una Barcelona devastada por los estragos causados por la crisis, con el desempleo y la corrupción como telón de fondo.
El lunes al amanecer un joven se presenta en comisaría. Va empapado de sangre de pies a cabeza. «Todos están muertos», balbucea, y acto seguido se desmaya. El análisis de sus ropas constata que la sangre pertenece, como mínimo, a tres personas. ¿Se encuentran ante una víctima más, un superviviente? Pero, entonces, ¿por qué guarda silencio cuando recupera el conocimiento? Cabe otra posibilidad: que se trate de un asesino múltiple. Sin embargo, todo su entorno lo define como un chico dócil, incapaz de matar a una mosca. ¿Qué es en realidad Lucas Torres? Milo Malart, policía judicial de los Mossos, vuelve a su puesto después de unas vacaciones forzadas. El caso con el que se enfrenta será uno de los más sanguinarios y complicados de su carrera y el principal sospechoso es un joven que esconde muchos secretos. Una historia donde se mezclará la investigación, una ciudad convulsa, los problemas familiares y sus demonios interiores.
Un corps en flammes est retrouvé pendu au balcon d’un des monuments les plus emblématiques de Barcelone, La Pedrera, d’Antonio Gaudí. Bien mauvaise publicité pour la ville à quelques semaines de la consécration par le pape de la Sagrada Familia. Les services policiers sont aux abois et réintègrent l’électron libre Milo Malart, révoqué par mesure disciplinaire. Tandis qu’il enquête en binôme avec une jeune sous-inspectrice, qui semble tout droit sortie d’une série américaine à succès, les meurtres s’enchaînent selon un rituel immuable : toujours des membres de l’oligarchie barcelonaise, férocement mutilés au sein des édifices du célèbre architecte qui fait la gloire de la ville. Barcelone a vendu son âme au diable ; elle doit payer le prix de sa magnificence. La chasse à l’homme est ouverte, mais qui cherche-t-on ? Un prédateur sadique assoiffé de vengeance ou la victime d’un système politique arrogant et corrompu, qui sacrifie les plus fragiles au faste tapageur de la ville et à sa manne touristique ? Pour répondre, il faut d’abord décrypter le symbolisme ésotérique des œuvres de Gaudí, aux formes proprement hallucinantes. Dans une intrigue magistralement tenue jusqu’à la dernière page, orchestrant pressions politiques, énigmes maçonniques, mœurs dissolues et presse à sensation, Le Bourreau de Gaudí plante l’envers du décor d’une cité unanimement saluée pour sa beauté et sa prouesse architecturale. Une “Ville des prodiges” terriblement moderne et effroyablement archaïque.